Certificado Energético
Medidas sencillas de ahorro energético
Vanessa 2017-02-01
En otras entradas de este blog hemos analizado los factores que influyen en la calificación energética de un edificio o de una vivienda. En esta entrada vamos a dar consejos sencillos, muchos de ellos de sabiduría popular, para ahorrar en nuestra factura de la luz y del gas. Deberíamos empezar con el consejo más importante: la elección de nuestro inmueble. No es lo mismo una vivienda aislada, una adosada, pareada o un piso en un edificio. Este factor es el más determinante ya que la superficie expuesta es muy diferente. No es lo mismo refrigerar o calefactar una vivienda unifamiliar aislada que un piso en un edificio plurifamiliar.
Consejos sencillos:
El primer consejo es mirar donde tenemos nuestro termostato, es decir, donde se realiza la medición de la temperatura de nuestro inmueble. Parece un consejo muy simple pero en nuestra experiencia como certificadores energéticos nos hemos encontrado con casos en los que el termostato se encontraba en la galería. Si la temperatura de referencia es la galería, un espacio semi-exterior, de uso ocasional y no habitable, la temperatura del comedor será mucho más elevada al encontrarse en un espacio interior. De 22º en la galería podremos tener 25º en el comedor. El despilfarro energético y económico es brutal. El termostato debe estar en el comedor o en un pasillo, es decir, un lugar donde se realice la actividad y donde debemos acondicionar el ambiente. Un consejo fundamental es tener en cuenta que cada grado de temperatura que subamos nuestro termostato es un 10% más de coste en nuestra factura de luz o gas.
Otro consejo muy sencillo es bajar las persianas o utilizar cortinas gruesas en las ventanas. Nuestros abuelos no disponían de los avances tecnológicos ni se podían permitir utilizar las fuentes de energía barata que tenemos hoy en día: lo suplían con sentido común e ingenio. Bajando las persianas al atardecer conseguimos que el calor de la casa no se disipe al desaparecer el sol y bajar las temperaturas. Las cortinas de la abuela, gruesas y pesadas eran feas pero proporcionaban un aislamiento extra en las ventanas por donde entraba el frío. En verano se cambiaban las cortinas de invierno por otras de verano, más ligeras y livianas, acorde con el buen tiempo. Nuestros abuelos también utilizaban alfombras gruesas en los suelos, otro aislante entre las diferentes plantas de andar por casa, y eso que no conocían el CTE (código técnico de la edificación) que obliga a aislar las diferentes plantas de un edificio. Otro consejo es aislar las ventanas y las puertas de la vivienda. Utilizando burletes que se pueden adquirir por un par de euros en cualquier ferretería podemos ahorrar en nuestra factura energética. Estos burletes en las ventanas sellaran éstas contra el paso del frío. Las puertas de entrada de viviendas unifamiliares o plurifamiliares son puntos críticos que no les prestamos atención: un simple burlete debajo de la puerta de entrada es sencillo y económico.
Deberíamos revisar la silicona que sella ventanas y puertas. Cuando se encuentra reseca y agrietada ya no realiza su función: aislar y sellar. Su módico precio y su fácil colocación es una buena inversión para nuestra casa.
Otro consejo muy sencillo para las viviendas que utilizan un sistema de radiadores de agua o aceite es utilizar chapas metálicas detrás de éstos para evitar que el calor irradiado por el radiador se pierda. En nuestra experiencia vemos muchos casos de viviendas con radiadores en las que se ha colocado una caja de madera o plástico para forrar el radiador y darle un aspecto más acorde con la casa. El radiador es el pulmón de nuestro sistema de calefacción y debemos dejarlo respirar. Debemos purgarlos regularmente para que cumpla con su función. Si el radiador se encuentra en una pared que da al exterior o a nuestro vecino es porque es una zona fría donde habrá un cambio de temperatura. Lo recomendable es que el calor irradiado vaya hacia el interior de la vivienda no hacia el exterior o al vecino. Para evitar eso debemos utilizar chapas metálicas que venden en ferreterías o grandes almacenes que colocaremos detrás del radiador haciendo de pantallas reflectante del calor emitido hacia el interior de nuestra vivienda. También se pueden montar sistemas más caseros como forrar un cartón con papel de aluminio de cocina. El coste de esta última medida es absolutamente despreciable en comparación con unos resultados obtenidos magníficos.
Otro consejo sencillo pero que se olvida habitualmente es la hora de ventilar la vivienda. La vivienda debe ventilarse 5 -10 minutos diariamente para renovar el oxígeno y expulsar el CO2 que han emitido las personas durante el día anterior. Al renovar el aire del interior adquirimos aire del exterior que se encuentra a una temperatura diferente. En invierno el aire exterior es más frío y podemos echar a perder en unos pocos minutos todos los sistemas de calefacción y todas las técnicas de ahorro que se han mencionado anteriormente. Por este motivo hay que ventilar la vivienda a una hora en la que la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es menor, es decir, a mediodía. Normalmente lo que sucede es que nuestra rutina laboral nos obliga a realizar la renovación por la mañana aunque no sea lo más recomendable.
El consejo más importante es el sentido común: no se puede estar en la vivienda en pleno invierno como si estuviéramos en verano. Nuestro cuerpo y nuestro espacio vital tienen que estar en consonancia con el entorno y medio en el que nos encontramos. En invierno debemos abrigarnos un poco más cuando estamos en casa y utilizar batas o pequeñas mantas no quiere decir vivir en peores condiciones. Ya llegará un tiempo más agradable donde podremos ir en bañador y con playeras por casa.
En Certicedula somos arquitectos colegiados expertos en tramitación de cédulas de habitabilidad y certificados energéticos. Puede ponerse en contacto con nosotros y le aclararemos todas las dudas relacionadas sobre el tema y también puede solicitarnos el informe que necesite.