certificado energético
El tipo de vivienda energéticamente más eficiente
Vanessa Abajas 2020-11-05
La eficiencia energética de una vivienda depende de varios factores. La combinación de todos ellos nos da un resultado que se expresa en letras y en números. Según la Escala de Calificación Energética, las letras van de la A a la G, siendo la A la vivienda más eficiente y la G la peor. Un código de color acompaña las calificaciones emulando un semáforo. La A aparece sobre un fondo verde intenso. La escala va variando la tonalidad hacia amarillo y, después, hacia rojo, a medida que se acerca a la G.
Junto a la Escala de Calificación energética, la Etiqueta energética informa del Consumo de Energía de la vivienda, expresado en kWh/m2, y de las Emisiones, en kg CO2/m2 año.
Para calcular la eficiencia energética de una vivienda se deben tener en cuenta muchos factores. Algunas características tienen más peso que otras, como por ejemplo el sistema de generación de agua caliente sanitaria (ACS) y calefacción, que por si solas pueden elevar de forma considerable la calificación. De la misma manera, una mala orientación o una configuración poco apropiada de la vivienda suelen ser las responsables de una baja calificación.
También existen factores que pueden modificar ligeramente la calificación, como la ubicación de la vivienda, la existencia de aislamiento térmico o el tipo de ventanas.
En esta entrada del blog nos centraremos en cómo la configuración de la vivienda puede ayudar a mejorar la calificación energética y qué tipo de viviendas son las más eficientes.
Por configuración de una vivienda entendemos varías definiciones:
Tamaño
La proporción entre la superficie de las fachadas y la superficie de la vivienda es muy importante a la hora de calcular la eficiencia. Cuanto mayor sea la superficie de fachada respecto a la superficie de vivienda, mayor será intercambio de con el exterior y la eficiencia será peor. Por lo tanto, interesa que una vivienda sea de gran tamaño.
Veamos un ejemplo. La casa A es un cuadrado de 5x5m, siendo su superficie 25m2 y su perímetro de 20m. La casa B es un cuadrado de 8x8m, con 64m2 de superficie y 32m de perímetro de fachada. Suponemos que la altura de la fachada es la misma en ambos casos. La proporción de A es de 20/25=0,8, y la de B es 32/64=0,5. Ambas son cuadrados, pero proporcionalmente, la casa A tiene mayor superficie de contacto con el exterior y funciona peor energéticamente.
La conclusión es que las casas de gran tamaño mantienen mejor la inercia térmica.
En el caso de los pisos, aquellos de gran tamaño son, como norma general, más eficientes. Existen excepciones en las que hay una desproporción en cuanto a la superficie de fachadas, como aquellos pisos distribuidos de forma que muy pocas estancias tienen acceso a fachada o patios, normalmente pisos de edificios antiguos. También puede darse el caso contrario, en el que un piso tenga tanta superficie de fachada que puede equipararse a una casa aislada pero que, al no serlo, se ve perjudicado en cuanto a la calificación.
Situación
En este apartado nos referimos únicamente a los pisos. Estudiamos la situación del piso dentro del conjunto. Dentro de unos valores medios, cuanto mayor es la superficie de la vivienda que está en contacto con el exterior, peor es su calificación.
Normalmente los pisos suelen tener una o dos fachadas al exterior y otra a un patio interior. Aquellos que, además, tienen fachada superior (áticos) o inferior (son una excepción), cuentan con peor calificación energética. Se trata de un hecho conocido por todos: los áticos son pisos más fríos en invierno y más calurosos en verano.
Tipología
Según los apartados anteriores de Tamaño y Situación, la proporción entre la superficie de la vivienda y la superficie de fachada es un factor determinante a la hora de calcular la eficiencia energética.
Las diferentes tipologías edificatorias siguen unos esquemas comunes que responden de la misma forma en cuanto a eficiencia energética.
Las casas aisladas cuentas con cuatro fachadas y la cubierta. En la parte inferior pueden tener garaje, forjado sanitario o solera. En algún punto también pueden tener suelo con contacto con el exterior.
Estas casas pueden ser de una planta o de varias. En cuanto a la proporción de fachada entre suelo, las casas de una planta dan mejor resultado, ya que, a igual superficie de vivienda, la superficie de fachada es menor.
Las casas adosadas cuentan con dos fachadas contrapuestas, lo que asegura la ventilación cruzada. Normalmente son de dos o tres plantas. Igual que las casas aisladas, tienen un techo en contacto con el exterior y un suelo con garaje o sanitario.
En los pisos podemos encontrar situaciones muy variadas. La ventaja de vivir en un edificio de viviendas es la unión de los pisos que actúa mejorando la inercia térmica del conjunto. Se trata del famoso ejemplo del piso en el que no encienden la calefacción en invierno porque todos sus vecinos colindantes la tienen encendida y su piso está bastante caliente.
Según todos los datos aportados, en cuanto a pisos, aquellos que funcionan mejor energéticamente son los de gran tamaño, que no sean áticos ni estén debajo de las terrazas de los áticos y que cuentes con la proporción habitual de superficie de fachadas.
Para las casas, aquellas más eficientes son las casas adosadas, ya que dos de sus fachadas están protegidas por las casas vecinas.
Entre estas dos soluciones, pisos grandes y casas adosadas, son los adosados los que obtienen las mejores clasificaciones energéticas, al margen de otras características que puedan tener las viviendas.
El típico adosado de unos 5 metros de fachada por 12 de largo, de dos plantas de vivienda, un bajo-cubierta y un garaje en el sótano, es el tipo de vivienda más eficiente, obteniendo casi siempre una calificación D.